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Inicios de la Psicoterapia Cognitivo-Analítica

Tony Ryle desarrolló la Psicoterapia Cognitivo Analítico como un enfoque alternativo para tratar trastornos complejos de la salud mental. La PCA de Anthony Ryle ve la persona al completo, incluyendo los patrones de comportamiento y no sólo los problemas identificados inicialmente.

En los últimos años, el Servicio Nacional de Salud utiliza con más frecuencia las terapias de conversación con personas que presentan problemas de salud mental. Sin embargo, los enfoques de primera línea para trastornos más complejos, basados ​​toscamente en etiquetas diagnósticas, son con frecuencia ineficaces. Un enfoque alternativo a estos trastornos es la Psicoterapia Cognitivo Analítica (PCA), desarrollada por Anthony Ryle, fallecido a los 89 años el pasado 29 de septiembre. Para este tipo de paciente se reconoce como un tratamiento eficaz y fácil de usar. La PCA va más allá de los problemas inicialmente identificados en la persona y de cómo los afronta, que a su vez han surgido de anteriores experiencias relacionadas con sus protectores o parejas (“roles recíprocos”). Aunque reconoció los factores biológicos, Tony también señaló que, sin duda, nuestra predisposición biológica más importante es ser socialmente educados. Él basó la PCA en torno a un concepto de un “yo” predominante, relacionado y socialmente educado, con un estilo de terapia que le hiciera juego. La PCA depende de una colaboración activa entre paciente y un terapeuta abiertamente compasivo que permita el cambio, y que hace uso de “herramientas psicológicas” – cartas narrativas, breves y mapas descriptivos de estos papeles recíprocos y sus consecuencias, a menudo contraproducentes. Hace décadas cuando Tony puso esto en práctica, que un médico compartiera sus ideas o formulaciones con pacientes era algo inaudito, aunque hoy por hoy es ampliamente habitual. Estas herramientas también contribuyen a la alianza terapéutica entre terapeuta y paciente – reconocido como crucial en la generación de buenos resultados, independientemente de la marca de la terapia. La PCA también se emplea en terapia de grupo, para consultoría de organizaciones y para trabajos en entornos desafiantes, como prisiones, o el NHS moderno.

Tony se interesó por la salud mental mientras ejercía como médico general en el centro de Londres, y escribió una tesis (1959) que proporcionó la base de su libro “Neurosis en la familia ordinaria” (1967). Su nombramiento como jefe de servicios de salud en la Nueva Universidad de Sussex (1964-76) le condujo a los libros Student Casualties (1969) y Frames and Cages (1975), este último explorando el método de George Kelly para documentar las respuestas a preguntas sobre cómo la gente ve su mundo. A continuación fue psicoterapeuta consultor en el hospital de St Thomas, Londres (1980-92), con una beca honoraria (FRCPsych) del Real Colegio de Psiquiatras. Sus libros posteriores reflejan la aparición de su propio método: Psicoterapia, Integración Cognitiva de Teoría y Práctica (1982), Psicoterapia Cognitivo-Analítica: Participación Activa en el Cambio (1990), Psicoterapia Cognitivo Analítica y Trastorno de Personalidad Limítrofe (1997) e Introducción a TCA: Principios y Práctica (2002). Sus intereses le condujeron a una inquieta exploración por los modelos terapéuticos: el psicoanálisis, la terapia familiar, el conductismo, la psicología cognitivo temprana (incluyendo la teoría personal del constructo de Kelly), y más adelante, inspirado por su colega Mikael Leiman en Finlandia, Lev Vygotsky y las nociones de uno mismo, de Mikhail Bakhtin, formado interpersonalmente y por medio del diálogo. Mientras que la mayoría de las críticas de Tony a las limitaciones del conductismo o el psicoanálisis clásico se dan hoy por sentado, en aquel momento tomar esa posición era extremadamente valiente, arriesgándose a la exclusión y marginación o incluso el desempleo.


Tony estaba considerablemente influenciado por el psicoanálisis, pero también era crítico en lo referente a sus complejidades, a menudo contradictorias, teorías esotéricas y un estilo terapéutico que era “pantalla blanca” y deliberadamente no comprometido, como si a menudo vieran a los pacientes intrínsecamente taimados o “perversos”.

La PCA representó un intento notable, basado en la propia investigación clínica de Tony, de integración de los elementos válidos y efectivos, diferentes enfoques en un tratamiento “suficientemente bueno” para personas que buscan ayuda en el NHS. Varios miles de profesionales médicos alrededor del mundo han recibido instrucción en PCA.

Tony reconoció la influencia que su padre, John A. Ryle, había tenido en su trabajo. Fue el primer profesor de medicina social en la Universidad de Oxford que destacó a “los médicos como naturalistas” y, por consiguiente, la observación meticulosa y el registro de problemas de los pacientes, manteniendo entre todos una relación directa, antes de desarrollar teorías grandiosas o esotéricas. El tío de Tony fue el filósofo Gilbert Ryle. Una familia privilegiada compuesta de brillantes intelectuales no conformistas. Tony, nacido en Londres, vio la herencia irlandesa de su madre, Miriam, quien contribuyó a su falta de ortodoxia. Uno de sus hermanos fue el astrofísico Martin, ganador del Premio Nobel, y otro, John, también fue médico.

Con este fondo bendecido por la mezcla, se le ofreció estímulo para pensar críticamente, para hacer y hablar libremente. Aunque Tony siempre sostuvo que tal privilegio también debía traer un deber a la humanidad, un principio que él aspiró a seguir toda su vida. De la Escuela de Gresham, en Norfolk, fue a la Universidad de Oxford y a la Universidad de Londres, graduándose en Medicina en 1949. Cofundó el innovador grupo de Caversham en la ciudad de Kentish, al norte de Londres, justo después de sus comienzos en el NHS. Fue un socialista de por vida y lo apoyó fervientemente. Sus inquietudes políticas y su no conformismo contribuyeron a un sentido de la responsabilidad social que aún impregna el modelo y la comunidad PCA.

Tony podía ser obstinado, exigente y a veces bastante gruñón. Aún así, no sufrió obstáculos o tomaduras de pelo por parte de la dirección del NHS,  o de colegas que postulaban sus enfoques de terapia como poco útiles, ni tampoco de aquellos que apoyaban que sus ideas eran guerras inmorales.

Después de una vida al margen, se convirtió de alguna manera en una figura de referencia, aunque encontró esto, difícil de apreciar. Conservó el escepticismo de Groucho Marx cuando cualquier club quería tenerlo como miembro –incluyendo, hasta cierto punto, la Asociación de Psicoterapia Cognitivo-Analítica, de la que fue presidente vitalicio. Sin embargo, esta posición límite y marginal permanente lo liberó, indudablemente, de forma intelectual y clínica.

Durante sus últimos años estuvo menos activo, aunque siempre dispuesto a colaborar con colegas y a ofrecer asesoramiento y apoyo. Como recordaba en el Diario de The Edge 1940-44: Adolescencia en tiempos de guerra (2014), él pertenecía a una generación que creció durante la segunda guerra mundial, y como tal, lamentaba que él y su generación no hubieran podido hacer más para enfrentar las injusticias, conflictos y sufrimientos que estaban extendidos en el mundo. Le gustaría haber hecho más para abordar la base social de la salud mental, e inevitablemente, se entristeció por la creciente “comercialización” de su amado NHS.

Tony también tenía un lado animado, amante de la diversión, estaba interesado en la literatura, la música y la pintura. Podía describir los cambios en la población de aves en el campo de Sussex desde su infancia. Fue un marinero entusiasta, cruzó varias veces el Canal en un pequeño barco de quilla.

A Tony le sobreviven su segunda esposa, Flora Natapoff y dos hijastros, Sasha y Sam; cuatro hijos, Martin, Cym, Conrad y Miriam de su primer matrimonio con Rosemary  de quien se divorció; y deja además nueve nietos y cuatro bisnietos.

Anthony Ryle, psicoterapeuta, nacido el 2 de marzo de 1927, fallecido el 29 de septiembre de 2016.

Por Ian B. Kerr.

Traducido por FUNDIPP. 15 Diciembre 2016

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