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Psicoterapia Cognitivo-Analítica

La terapia cognitivo-analítica es un modelo de psicoterapia breve, que tiene su inicio en la década de los años ochenta por Anthony Ryle, e introducida en España en los inicios de la década de los noventa por Mirapeix. Es una psicoterapia focal, basada en uno o varios focos, y puede ser utilizada por profesionales de diferentes ámbitos como: psiquiatras, psicólogos, médicos, ATS y trabajadores sociales.


¿Qué tiene de integrador este modelo? Usa elementos tanto técnicos como teóricos procedentes de diferentes escuelas, y se reconoce a sí mismo con una identidad integradora. Desde el punto de vista más teórico integra procesamiento cognitivo y emocional, conocimiento declarativo y procedimental, y procesamiento lineal/secuencial y múltiple/en paralelo. Desde un punto de vista técnico está orientado hacia el insight y la acción, hacia la eliminación de síntomas y también está orientada hacia el autoconocimiento, favorece la adaptación y la crítica y es una psicoterapia Bio Psico Social.


Es una terapia cognitiva, ya que tiene una conducta que funciona según una jerarquía y basada en los modelos de procesamiento de la información, en esta secuencia jerárquica hay siempre influencias de los componentes emocionales, también se puede decir que es una terapia cognitiva porque utiliza la capacidad que tiene el paciente para pensar sobre él mismo.


Es una terapia analítica porque cuenta con componentes motivacionales y cognitivo emocionales que se encuentran a un nivel inconsciente y por lo tanto son desconocidos para el sujeto, las experiencias tempranas gozan de gran importancia, la personalidad se forma en los procesos de relación que en última instancia se refieren a la relación interpersonal con la madre, todos los modelos actuales de relación son un resurgimiento de los patrones antiguos y éstos se pueden modificar en el aquí y ahora de la relación terapéutica.


Es también una terapia de acción porque si está claro que el insight es importante a la hora de llevar a cabo los mecanismos de cambio no bastan en sí mismos hace falta el paso a la acción, el cambio de conducta. Hay una interrelación entre cogniciones, afectos y acción que tienen importancia tanto en la evaluación inicial como en la finalización de la terapia. En la terapia es muy importante tener en cuenta la práctica programada, el ensayo conductual, los autorregistros, incluso el role-playing en el aquí y ahora, pero todo lo hablado en la sesión ha de ser llevado a la acción.


Son objetivos de esta terapia tanto las conductas observables como la modificación de procesos internos y sus consecuencias en las relaciones.


Los niveles de intervención de la terapia cognitivo-analítica van desde la focalización de los síntomas en sí mismos como a las intervenciones dirigidas a la verbalización, actuación y resolución de conflictos; estos niveles de intervención se pueden trabajar tanto en lo referido a las actividades realizadas dentro de la sesión como en la utilización de técnicas para casa, con el objetivo de que se realicen en los periodos que hay entre sesiones, por lo que podemos concluir diciendo que los niveles de intervención con los que cuenta esta terapia son tanto racionales y sobre conductas observables como niveles emocionales y simbólicos.

 

La reformulación es uno de los elementos propios y característicos de la PCA que favorecen la potencia del modelo. Se trata de la coconstrucción en términos accesibles al paciente de un marco narrativo que posibilita el entendimiento común de los problemas y/o conflictos que subyacen a la sintomatología presentada por el paciente. Este marco está presente, en todo momento, en el proceso terapéutico. Adopta la forma de diagrama secuencial de procedimientos y en formato de cartas de reformulación y despedida, lo que favorece la colaboración y cambio con un lenguaje común y fácilmente entendible para ambos.

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